jueves, 20 de septiembre de 2007

Medios masivos... ¿cuarto o primer poder?

Es casi seguro que la mayoría de nosotros hemos escuchado una frase popular que reza que los medios son el cuarto poder. Mucha gente opina que en realidad son el primer poder... ¿Cuál es la realidad?

Durante una catédra de Tópicos de Actualidad, el profesor Magdiel Gómez Muñiz habló acerca de una teoría bastante interesante y que ofrece una explicación factible para lo que actualmente ocurre en México. El sistema por el que se rige nuestro país es llamado Poliarquía, que se explicará enseguida.

Poliarquía... ¿y eso qué es?
Para comenzar, existen dos clases que gobiernan. La clase política se refiere a todo el entramado de secretarios, presidentes, cancilleres, personas que configuran los gabinetes institucionales, etc.; la clase del poder, por su parte, tiene que ver con los empresarios, millonarios, los dueños de todo.

Las verdaderas decisiones recaen en las decisiones económicas, no en las políticas. El teórico Robert Dahl, que analiza estos fenómenos a nivel mundial, reconoce a la clase política también como Elite Burocrática, y a la clase de poder como Elite Gobernante.

De esta forma, si es sólo una de estas dos clases la que manda, se llama Hegemonía Cerrada, conocida como un "Club de Toby" en donde no se puede entrar ni para ver cómo funciona; si comparte poder con la otra clase, se convierte en una Oligarquía Competitiva. Técnicamente, para no quedarse en cualquiera de estas dos formas, que realmente son una dictadura, se "toma en cuenta al pueblo", y así tenemos una Poliarquía.

En la Poliarquía, los intereses políticos, intereses económicos y los intereses del pueblo son lo que rige; es decir, se da "poder" a las tres clases. Es una forma de gobierno que permite que el gobierno y la ciudadanía puedan cohabitar.

Los medios y su lugar en el sistema
En este esquema, los medios no son el cuarto poder. Forman parte de la Clase de Pode o Elite Gobernante. Una clara forma de ilustrar esta idea es recordando ciertas leyes que fueron aprobadas a cambio de que los medios dieran más espacio para publicidad (y menos costo) a ciertos partidos políticos.

El poder de los medios no se minimiza; los medios alzan reputaciones y, si quieren, las pueden tirar. Un ejemplo un poco burdo es lo ocurrido con Lucero, después del asunto tan sonado de su guardaespaldas. Después de portarse agresiva con los medios, casi pierde su carrera artística; adiós Teletón, adiós espacios... si eso pasa con los "artistas" (que realmente odio ese término), lo que no pasará con los políticos, como es el caso de López Obrador.

Mientras duró el barullo de las elecciones, veíamos al Peje en todos lados; una vez que se hizo inconveniente para el nuevo regimen (que no sirve para mucho, tampoco), AMLO salió de los medios, al menos de los dominados por la derecha. Muchos creen que ha desaparecido del entorno político, pero medios independientes como La Jornada siguen cubriendo sus acciones.

Los medios están dominados en la actualidad por una tendencia llamada "infoentretenimiento", el informar mientras se entretiene.

CNN, infórmame de la guerra en Iraq mientras como, pónle la música más dramática posible y haz parecer que estoy viendo un episodio de alguna película. TV Azteca, pon música tipo trailer de El Señor de los Anillos mientras informas de cómo el huracán "x" acaba de arrasar con quichicientos municipios de quién sabe dónde. Hacer todo más dramático es la ley.

Pero ya en otro post hablaré más de las funciones ideales y reales de los medios de comunicación. ¡Hasta la próxima entrada!

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